La soledad del hombre solitario

"Llegué a casa a las diez de la noche, tan cansado que sólo atiné quitarme las botas de trabajo y a tirarme en el sofá, sólo quería descansar un rato, y cuándo me vine a dar cuenta era la una y media de la madrugada, y entonces sólo atiné a ir a la cama y dormir".
Hoy escuché ésta historia de boca de dos hombres totalmente diferentes, con dos vidas diferentes y edades diferentes. Me pregunto si al conocer ambos la historia del otro se sentirían identificados o si por el contrario negarían la similitud de sus vidas, y en concreto la soledad.
Me consta que uno la reconoce. La soledad pesa mucho. Tanto que la combate trabajando. Me pregunto si el otro sería valiente de reconocer su soledad o por el contrario diría que él eligió su soledad.
De todos modos, hombres y mujeres siempre se encuentran huyendo de algún tipo de soledad. Casi siempre. Y creo que algunos hombres son más valientes que algunas mujeres siendo capaces de asumir y compartir su soledad.
Durante siglos las mujeres hemos combatido con eso de tener que casarnos y formar una familia, tener a cargo una madre, una hermana o hermano solterón, un sobrino huérfano, un marido, hijos, perros, etc. La liberación de la mujer de esas cargas, con el paso de los años, ha sido para ser sólo esclavas de nosotras mismas, aunque no es así exactamente. Por mi parte pienso que en los tiempos que corren seguimos siendo esclavas de todo lo externo, de todo, excepto de nosotras mismas. Podría mentar como ejemplo la moda, la televisión, las amistades, los hombres, etc. Y nombro esto porque a menudo son cosas externas al propio seno de una mujer. Son cosas que una mujer introduce en su vida porque quiere pero no porque lo elija a conciencia, sino porque le vienen desde afuera como propuesta.
Volviendo al tema de la soledad, lo que intento venir a decir es que pienso que hay algunas mujeres que les cuesta reconocer que se sienten solas por el mero hecho no tener lo que durante décadas la sociedad, la cultura y la tradición, ha dicho que necesitamos para tener un vida "plena".
La soledad pesa, pero sólo cuándo no hay otras cosas que se ponen en la balanza para contrarrestar ese peso. No tiene porqué ser un hombre, una madre, un hijo... por que quizás terminemos siendo esclavos también de sus soledades. Tal vez debamos contrarrestar ese peso simplemente con la propia liberación de todos esos dogmas, que han ido sumando la tradición, la cultura y la sociedad.
Mientras tanto, el hombre solitario intenta hacerle frente a su soledad agotando sus fuerzas, sumido en algún vicio confesable o inconfesable, trabajando o simple y afortunadamente estando rodeado de amigos. Esta respuesta me parece mucho más inteligente, porque, hasta dónde yo he conocido, siempre los hombres combaten la soledad con la propia vida. Sin más. Y eso me da mucha envidia, pues a veces la simplicidad de ver las cosas con un cristal que no lleva filtros de ningún color ni florituras, nos hace más felices.

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