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Mostrando entradas de junio, 2010

Un paso en falso.

Esperé que lo esperado no volviera a ocurrir. Quizás es que había inflado demasiado las más dramáticas situaciones, y me encontré con que todo era tan sencillo que se volvía vacío y frío. Dónde hubo risas sólo había timidez y cortesía. Dónde hubo fuego no hubo pasión, simplemente sexo y desahogo. Dónde hubieron caricias y besos hubo algo que aún no sé lo que es. Luego queda lo de después. Podría describir muchos "despueses", tantos como personas he conocido y tantos habrán como personas no he conocido. Diferentes dirás, son todos los "después", pero a mí me parecen todos iguales, o al menos el resultado me lo parece. Sólo hay silencio. Y heme aquí otra vez preguntándome por los estúpidos silencios. Ya los empiezo a escuchar, los silencios ya no "no suenan", sino que cada vez me dicen más lo mismo, "aléjate". Cuando existen silencios es porque quiere que no exista nada, y creo que empiezo a ser adicta a los silencios, aunque me niego a que ése se

La soledad del hombre solitario

"Llegué a casa a las diez de la noche, tan cansado que sólo atiné quitarme las botas de trabajo y a tirarme en el sofá, sólo quería descansar un rato, y cuándo me vine a dar cuenta era la una y media de la madrugada, y entonces sólo atiné a ir a la cama y dormir". Hoy escuché ésta historia de boca de dos hombres totalmente diferentes, con dos vidas diferentes y edades diferentes. Me pregunto si al conocer ambos la historia del otro se sentirían identificados o si por el contrario negarían la similitud de sus vidas, y en concreto la soledad. Me consta que uno la reconoce. La soledad pesa mucho. Tanto que la combate trabajando. Me pregunto si el otro sería valiente de reconocer su soledad o por el contrario diría que él eligió su soledad. De todos modos, hombres y mujeres siempre se encuentran huyendo de algún tipo de soledad. Casi siempre. Y creo que algunos hombres son más valientes que algunas mujeres siendo capaces de asumir y compartir su soledad. Durante siglos las mujer

Batallando.

Así es cómo empiezo y acabo los días. Creo que desde hace muchos años ya. Y lo curioso del caso es que soy tan joven... Ayer caminaba por las calles de La Laguna camino a la parada de la güagüa y sentía cómo la angustia me apretaba la boca del estómago. Intenté esconderme detrás de unas gafas de sol, que además de no dejarme ver bien por no estar graduadas y yo ser miope, no necesitaba ya, pues ya eran las siete de la tarde y se estaba yendo el sol. ¿Qué hace esta tía a estas horas de la tarde usando gafas de sol? Seguro que se lo preguntó alguno de los que iban hacia Santa Cruz en la 015. Pero es que no quería que nadie viera cómo mis ojos tiritaban, mis cejas se deformaban y se dejaba caer alguna lágrima. ¿Por qué lloré? Pues creo que por la vida en sí. Hacía balance de un año y veía que sólo había trabajado,  sin conseguir mucho y habiendo perdido muchas cosas por el camino... ¿Entonces? ¿Qué saqué del balance? A veces es mejor no pensar en los resultados, sino en todo el trabajo h

Callarme y nunca ser.

Vistiendo maniquíes, corriendo por los bares. Fui a parar a los dedos de uno que no sabía tocar. El guapo de la película, el feo de los patos. El malo cuándo quiere hacerse notar. Elegí mal día para dejar de pensar. En nada en concreto, en todo en general. El silencio ahorca, el perdón aborta. Ahora queda moverme, o echarme a llorar. No quisiera ser una Juana de Arco, Ni mirarme en un espejo de esos que te hacen más alto, El feo siempre me hace sentirme chiquitita, Por no llevarme al cine ni estar entre sus chicas. El guapo me recuerda los momentos de placer, El malo no quiere que le vea envejecer. Desmerece mi presencia en lugar de merecer, Comulgar con la boca que le brinda mi niñez. Elegí mal día para mandarme a mudar. Llueve por todos lados, está a punto de estallar. La mentira cobró vida, al amor vi fallecer. Aprendí a no callarme, me harté de nunca ser. Ainara Trujillo.

Como si fuera de papel

A quién le puedan importar los versos que dedico al gentío. Más vale borracho cochino que alcohólico sin tino. Que Pablito el que clavó un clavito se ha quedado sin trabajo. Y a María Chusena su choza, Costas, se la ha derribado. Al que madrugaba tanto que antes Dios le habría ayudado. Ahora lleva un termo de café a la cola del paro. Y los árboles que antes daban sombra de la buena. Se han quedado sin hojas de llorar tanto las penas. Saltando entre las güagüas he dado con un caballero. Que buscando en sus bolsillos había encontrado un agujero. Ya no tenía nada, estaba tirado en Santa Cruz. Yo me llamo Paco, reina, ¿Cómo te llamas tu? "Dame una moneda para aliviar este castigo..." "...Yo vivía en una torre más alta que la de Babel" "Nunca miré para nadie y sin saber cómo ni porqué..." "...un día se me vino abajo cómo si fuera de papel" Como si fuera de papel. Ainara Trujillo.

Porque una es santa hasta que la llaman puta.

Aprendí a robarle versos a mi poeta favorito. A escuchar a las ranas y a cantarles bajito. A seguirle la corriente a los peces de mi pecera. A dejar para la cena al conejo de la chistera. A hablar sólo cuándo la ocasión lo requiere. A ir con ropa limpia por si el amor viniere. A no tener en cuenta a los curas en domingo. A repartir cartones por las noches en el bingo. Ni tan santa ni tan verbenera. Que al "pagafantas" le doy lo que él quiera. Menos mi falda, que no la uso desde los diez años. Que no me arrodillo ante nadie para subir peldaños. Ainara Trujillo

Lento

Lento, tanteando el terreno. Lento, empezando sin pausa, pero pisando el freno. Lento, sin decir nada, definiéndose él solo. Lento, muy lento pasa el tiempo sin tu aliento. Sin sabernos realmente intuimos las miradas. Apostando como locos y rompiendo barricadas. Seré yo que las tengo, o será que tu también tienes ganas. Pase lo que pase quedará siempre algo más que la nada. Y es que lento fue creciendo,...cuántas ganas de tenerte. Lento me deshaces y lento tu me enciendes. Ainara.