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Lo sabía

Sé que me vas a dejar rota. Sé que ésto no es más que un paréntesis más. Sé que estás bebiendo sólo lo que te da la gana cuando te acusa un poquito de sed. Sé que sabes que pienso en todo esto cuando te miro, y sé que sabes que me dejarás rota y que lo piensas cuando me miras mientras me acaricias la cara y el pelo como si no hubiera un mañana. Sé que llegará el momento en el que nos despertemos un día y ya haya pasado mucho tiempo desde que no nos veamos y no nos hablemos, desde que ya estemos a muchos kilómetros el uno de otro. Sabes que yo no soy de esas, de esas mujeres malas que no te merecen, y sabes que aunque sepas que soy de las buenas no me quieres porque a ti te gusta el veneno porque tu eres veneno. Me confundes a cada paso. Yo no puedo permitirme caer, tengo las rodillas tan destrozadas de caerme tantas veces. Lloro, y ya lloro delante de ti en tus brazos y eso sólo significa una cosa. Y lo sabes... Sé que no hay nada del amor que me puedas enseñar y yo pueda enseñarte. E

En la distancia

Cuando no quieres empezar a escribir para no dar rienda suelta a todas las emociones que sabes que cruentamente te van a embargar...

B.S.O Agosto 2013

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Puede ser que sí, que ande buscando hoy canciones nuevas que me hagan sentir cosas diferentes. Llegados a ese punto donde la carretera llega a un lugar donde no sabes qué habrá más allá pienso que es el momento de cambiar la cinta y buscar una nueva banda sonora a la vida. Como la vida es un gran devenir y las personas somos como las mareas que siempre van cambiando, la música debería acomodarse a nuestro frenesí. Me siento en mi viejo escritorio y miro hacia afuera. Hoy está nublado, el calor ha hecho una tregua en el verano y el color gris hace factible que yo pueda estar escribiendo esto, la inspiración es como los caracoles, siempre sale afuera cuando acecha la humedad, después de la lluvia, o cuando todo ya ha pasado, cuando la tormenta ha pasado. Escucho a Annie B Sweet, no es que me guste especialmente, pero como digo, busco una nueva banda sonora a esta nueva etapa de mi vida. Pienso en la dulzura y en que todavía conozco a personas que se sorprenden de ella y de la mía. Algun

"Nobody knows you when you're down and out"

“Nobody knows you when you’re down and out”… Así empieza el estribillo de la canción que tiene el mismo nombre del gran maestro del blues Eric Clapton. Nadie te conoce cuando estás mal, cuando estás en el barro, cuando estás en medio de la mierda. Da igual de qué mierda, si es una mierda propia o una mierda adquirida. Sólo (y todos lo sabemos) nadie te conoce cuando estás mal. En estos momentos bajos y en una búsqueda de la empatía, del encuentro, de una mano amiga que nos ayude a superar el trance que sea que estemos pasando, da igual que se te haya muerto tu gato, tu tío, que Hacienda te haya metido un palo abismal, que tu novio te haya dejado, que no encuentres trabajo y que no tengas dinero ni para comprar el periódico en domingo. En estos momentos encontramos a dos tipos de personas. Sí, dos. Los que se alegran de que te vaya de pena y los que desaparecen. Lo más triste de todo es que te das cuenta de esto porque previamente considerándolos amigos has acudido a ellos. Es fácil h

La Cara Menos Oculta de la Luna

Suele mostrar la luz la cara menos oculta de la fortuna. La lógica aplastante siesta y las incongruencias convergen y se convierten en detalles curiosos que nos aguapan delante de los focos. Cuando la luz se nos arroja y nos deja ciegos y lo sabemos, que no vemos, pero volamos cual compañero de dibujos a un país multicolor, a una muerte segura cerca del sol, a una muerte anunciada cerca de esa luz brillante que emerge de la nada. A morir por amores que sólo son amores propios. Hay disfraces de hombres en cuerpos de mujer, niños que no nacen de vientres vendidos a hombres que repelen el milagro de la vida por miedo a morir de amor por sus innatos. Hay dulzura que se escapa de los labios más carnosos adornados por rojos carmines putoneros, que se confunden en el devenir de polígonos de atracciones nocturnas que devalúan las formas voluptuosas y hermosas de mujeres por líneas rectas y trajes a rayas. Hay mujeres que lloran para sus adentros la belleza de la vida que no saben vestir por

El artista del Alambre.

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Hace tiempo que vengo simplificando mi vida, que en vez de personas la quiero llenar con música y letras. A veces le tengo miedo a escribir, no sé qué pueda confesarme. A veces le tengo miedo a cantar, por si me encuentro muy a gusto y sin ganas de hacer nada. Pierdo mucho el tiempo. Estoy experimentando el placer de dejar ser a todos los demás y dejarme ser a mi misma en presencia de los demás. Hay días en los que caigo en picado, otros en los que estoy arriba, y aunque la más obstinada de las catalanas me tachara de bipolar y quisiera arrojarme a la esclavitud del prozac y yo me reía en su cara, nunca fui esclava de los químicos sino de mi misma y hoy lo soy más que nunca a esa sensación de que no habrá más un fin del mundo, una fecha de caducidad, una muerte anunciada, un fracaso absoluto, un intento fallido, una hipótesis mal formulada, una estadística que no arroje datos. Hoy he venido a escribir a Valentino y es verdad que tengo esa sensación en la nariz de cuando tienes ganas

Chao

Despídeme de tu silencio, de las muecas de hastío, de las paredes ensangrentadas. Entiendo que me halagas, que la elección aunque una daga pueda ser una rosa, y que aunque tenga espinas prefiero quedarme con su parte más sedosa, y arrancarla de la tierra que la aviva, aunque muera ensangrentada por sí misma. De la cuna no conociste su manto, del hogar sólo su espanto, del amor sus maltratos. De los gatos que te rondan cómo hacer canutos, del mar que tú eres más insulso, de mi amor mis reiterados indultos. Despídeme de tu ser más indigente, de la soledad errante que salvé por un instante, Del hijo non nato que me soñaste, del viaje a Madrid que planeaste. De Rocío y de Iciar. Buscaré siempre el cerro más alto para llorarte cuando te vea y no queden más sentimientos que los puramente físicos, cuando por no gritarte “desgraciado” me enfermo y somatizo. Buscaré palabras de consuelo que vengan de otra parte cuando las mías no lo logren. Y daré gracias a Judas Tadeo por sus interminables av